Y si de tradición se trata, aquí les dejo algo de nuestra tradición gastronómica:
EL ASADO CON CUERO, "Verdaderamente argentino"
Verdadero
lujo que practicaban nuestros gauchos, aun se sigue preparando en el campo y
estancias argentinas durante las fiestas patrias o en festejos populares. No en
todo el país se prepara de la misma manera, en la campaña bonaerense se cocían
los trozos sin cuerear directamente sobre las brazas, empleándose luego rejas
de hierro.
En el litoral se acostumbraba ensartar la carne sobre estacas de espinos o tala, mientras que en las regiones norteñas y de Cuyo se cuece en hornos de tierra. El único y mejor cubierto para comer carnes con cuero ha sido siempre un filoso cuchillo.
El
asado con cuero requiere una abundante cantidad de comensales, ya que implica
una media res, puesta a cocinar, trozada en cuartos (con cuero y pelo) y que
antiguamente se mataba el día anterior para quitarle el fuerte, sabor muy
subido, típico de la llamada carne fresca.
De
esta manera, las horas de la noche y madrugada facilitan el oreo, hasta que la
media mañana indica el momento justo de iniciar la distribución del fuego lento
(pocas brasas) bajo grandes parrillas, que soportarán la carne colocada con el
cuero hacia arriba.
El
punto de cocción exacto está indicado cuando, al tirar de los pelos, éstos
pueden ser sacados con facilidad: será el momento de invertirla, buscando que
el calor tueste el otro lado, transforme en crocante el cuero y chamusque el
pelo.
Los
modos de consumo también varían: hay quienes dejan enfriar los trozos y quienes
sienten irresistible tentación por comerlos inmediatamente. La coincidencia en
cambio se da en lo que a sabor, aspecto y aroma se refiere, señalándose una
diferencia muy manifiesta y a favor de éste, respecto del asado a las brasas,
pero sin cuero.
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