De sobra son conocidas las bondades de la lectura: mejora la actividad cerebral a todos los niveles, desarrolla la capacidad de observación y análisis, favorece la atención, potencia la creatividad y la imaginación… Presentar todos los beneficios de la lectura se antoja casi imposible, pero sí que podemos acercarnos a cómo influye en el desarrollo emocional de los niños con tres ejemplos muy esclarecedores:
–
Según recientes estudios llevados a cabo por Raymond Mar (Universidad
de York, Canadá) y Keith Oatley (Universidad de Toronto), la lectura
modifica el carácter y las emociones e, incluso, la personalidad. De
este modo, aseguran, los que leen asiduamente captan mejor las emociones
y las hacer suyas con facilidad, favoreciendo el desarrollo de la
empatía.
–
La literatura infantil, además de suponer el primer contacto de la
infancia con las creaciones literarias, constituye un excelente recurso a
la hora de desarrollar su personalidad, creatividad, imaginación y
juicio crítico (Escalante y Caldera, 2008).
– Marchesi (2005) afirma
que la lectura nos pone en contacto con otros sentimientos, otras
experiencias y otras vidas, lo que permite a los niños superar el
individualismo y conectar con las intenciones, expectativas los anhelos y
frustraciones de otros.
Para empezar, nunca obligar
Si
obligar a leer fuese efectivo, seguramente nuestras puntuaciones en los
diferentes estudios sobre hábitos de lectura resultarían
extraordinarias. Pero no, no lo son.
La
base sobre la que se sientan las últimas investigaciones invitan a que
la lectura se fomente desde la diversión, la motivación y, muy
especialmente, mostrar la lectura como una vía de ocio más que
complemente a otras (videojuegos, televisión, etc…). La lectura nunca es
sustituta de otras vías de entretenimiento, sino que es una más.
Niños reales, trucos reales
En
muchas ocasiones, la excesiva influencia pedagógica ha mostrado
técnicas de animación a la lectura que han resultado ser poco efectivas.
A continuación, y apoyado en recientes estudios de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, la editorialScholastic o
el SOL (Servicio de Orientación de Lectura infantil y juvenil), paso a
mostrar cinco trucos que resultan muy útiles para fomentar el hábito de
la lectura:
1. Los padres y maestros, modelos a imitar.Un
niño que ve en casa o en el colegio gente que lee tiene muchas más
posibilidades de interesarse por la lectura por el principio de
imitación. Si te resulta posible, lee junto a él, esto le reforzará
enormemente. Te invito a una prueba muy sencilla: compra un álbum
ilustrado o un libro infantil sin decir nada a tu hijo y déjalo en un
lugar visible pero no alcanzable. Fomenta su curiosidad, háblale de
él…¿qué crees que ocurrirá?
2. Lleva a tu hijo a una librería infantil. Por
suerte, tenemos muy buenas librerías infantiles en nuestro país.
Llévale una tarde, sin previo aviso, a una actividad en una librería.
Las librerías infantiles están pensadas para que el niño vea, toque y
disfrute de los libros. Déjale elegir cuáles le gustan sin cortapisas
(que elija tres o cuatro), y tras esto pide consejo al librero sobre
cuál es la mejor opción. El niño se sentirá muy ilusionado y se sentirá
parte activa en la elección del libro.
3. La narración oral. Contar
cuentos, historias o anécdotas forma parte de este proceso. Todos
llevamos un pequeño cuentacuentos dentro, explotémoslo. Además, bastará
participar de un repertorio reducido al que se le pueden añadir técnicas
de creación muy sencillas (por ejemplo, inventar finales distintos a
las historias, cambiar las cualidades de los personajes, situar la
acción de los cuentos en lugares conocidos, etc…).
4. Dramatiza sus lecturas. Los
niños disfrutan enormemente de las actividades teatrales. Comparte con
él pequeñas dramatizaciones de las lecturas que esté llevando a cabo
(invítale a que ponga voces distintas en los diálogos, realiza pequeñas
representaciones de fragmentos atractivos, utiliza disfraces…)
5. Crea historias junto a tu hijo. Durante
muchos años, la perspectiva de ver al niño como sujeto pasivo en el
proceso lector ha lastrado los procesos de animación. El niño desea ser
activo, crear, participar y sentirse parte de los cuentos. Cread juntos
historias, escribidlas, compartidlas, ilustradlas… Todo ello genera tal
entusiasmo en los niños que se está mostrando como una de las técnicas
más eficaces.
BIBLIOGRAFÍA
Marchesi Ullastes, Álvaro. “La lectura como estrategia para el cambio educativo” en Revista de Educación, núm. extraordinario 2005, pp. 15-35.
Escalante, Dilia Teresa y Caldera, Reina Violeta. “Literatura para niños: una forma natural de aprender a leer” en Revista EDUCERE, Universidad de Los Andes, Venezuela, 2008.
Fuente: revistababar
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